Para aquellos que tuvimos la suerte de iniciarnos en los Augustos Misterios de la Masonería, recordamos, de manera reiterativa a lo largo de nuestras vidas, el preciso instante en que aquella “procesión” iniciática casi culmina, en esa estación donde finalmente nos encontramos, por cierto todavía a ciegas y entre columnas, nuestros nuevos QQ.: HH.: nos ofrendan algo, un elemento que formará parte importante para siempre en nuestras vidas no solo en el marco masónico sino en el mundo profano también. Ese elemento es la Luz, si, al quitarnos la venda que cubría el alcance de nuestra mirada, vemos la luz que iluminaba ese recinto sagrado que desde ese instante empezamos a llamar nuestra logia, pues así lo descubrimos luego, era logia porque estaban reunidos siete o más queridos hermanos, luego al terminar la ceremonia paso a ser Templo puesto que aun estábamos allí reunidos pero sin trabajar y al retirarnos pasó a convertirse en una estructura, en un inmueble. Descubrimos que la Logia somos todos y cada uno de los miembros que en ella interactuamos, que lo importante es la hermandad que practicamos entre todos nosotros, comenzamos a apelar a la humildad puesto según nuestros principios estamos obligados a exhibirla como la mejor alhaja o joya que poseemos o podamos poseer y asimilamos cuán importante es la Igualdad que debe prevalecer entre los seres humanos, esa igualdad, descubrimos más tarde que se refiere a la Igualdad de Oportunidades en lo que concierne al alcance de progreso para todos y cada uno de los individuos que conforman nuestra sociedad, por esa igualdad es por la que debemos trabajar y si es inevitable luchar, necesariamente esa lucha debe ser esgrimida con ideas, descartando elementos de coerción y presión, sobre todo debemos mantener una actitud crítica ante quienes pretendan utilizar la fuerza bruta o armada en pos de una falsa igualdad.
La Luz o la Iluminación no pretenden ser otra cosa que, conocimiento o saber, antiguamente se le denominaba Misterio a todo lo que tuviera que ver con esos dos elementos. Misterio por ende tenía, en aquellos tiempos, un distinto significado; este significado era Sabiduría, por supuesto no todos tenían acceso a ese “saber”, por esa razón todo lo oculto en nuestros días es catalogado como un misterio. De allí el nombre de algunas agrupaciones iniciáticas llamadas “Escuelas de los Misterios” he allí quizás los orígenes de nuestra orden, un origen pre-histórico si se quiere, (es decir previo a todo lo escrito sobre nuestra orden antes de la Carta o Estatutos de Bolonia, redactados en 1248, puesto que es el documento masónico original más antiguo que se conoce, a pesar de que los gremios de constructores, albañiles y arquitectos son mencionados en varios de los más antiguos códigos de leyes, incluido el de Hammurabi Rey de Babilonia, actual Iraq, (1692 a de C). Pero suele considerarse que el primer código regulador específicamente masónico fue el que el rey Athelstan de Inglaterra (924 a 939), dio a estas corporaciones en el año 926, denominado Constituciones de York. Este manuscrito se perdió en el siglo XV y fue reescrito de memoria por los que lo conocían, es por ello que reitero una vez más que ya existíamos antes de 1717).
La iluminación que pretende la institución masónica, solo nos ofrece al final, poseer un criterio analítico profundo y detallado, a su vez acucioso, en el buen sentido de la palabra, descubriendo sobre la marcha, la importancia de la conformidad ante los obstáculos pero no del conformismo de la capitulación cuando tratamos de superarlos, he allí, teniendo presente todos esos elementos, la esencia de la sabiduría que persigue nuestra institución, el de detenernos a observar los detalles para poder entender las cosas en su conjunto. Sabiduría también es, paciencia y equilibrio en nuestras acciones y en toda empresa que realicemos, entender que los seres humanos debemos buscar siempre los elementos básicos que necesita para su desarrollo integral y hacer hincapié de que ese desarrollo sea constante y sobre todo, logre sustentarse en el tiempo, con esto se persigue que el progreso tiene que ser necesariamente sistemático, independientemente de que existan nuevos rostros y nuevos nombres en la conducción administrativa.
Esta iluminación a la que hoy hago referencia, nos permite redescubrirnos como un micro cosmos, un pequeño universo donde se conjugan un compendio de elementos cuya importancia, simbólicamente hablando, nos permiten entender mejor los fenómenos de la vida y de la muerte, en el marco de todo lo que está más allá de lo físico. Hemos de vernos como un pequeño universo en la variedad étnico, cultural y religiosa de nuestros miembros, esta variedad es la que marca la diferencia con respecto a otras instituciones de igual índole, puesto que nuestra institución se ha mantenido en el tiempo a pesar de las diferencias de criterio, esto significa que el progreso masónico está ante cualquier diferencia de forma, llevando a cabo de buena manera los objetivos planteados siendo estos la idea de fondo, esto obedece al compromiso moral que siempre debe prevalecer entre QQ.: HH.:, ese compromiso solo significa hacer las cosas porque la conciencia lo dicta y no por la implantación de una pena. Finalmente una vez que logremos realmente entender lo que somos y lo que hacemos, empezaremos a ser útiles a la sociedad en la que vivimos.