Ninguna
sociedad puede eventualmente desarrollarse en todos sus ámbitos sin equidad en
sus leyes ni libertad de conciencia en sus ciudadanos, es por ello que en la
institución masónica prevalece y ha prevalecido desde siglos esos dos elementos
que se han convertido a lo largo del tiempo en dos grandes convicciones, forma
inequívoca en la formación de hombres que busquen en todas sus formas el bien
común. Saberse de la capacidad de desarrollo y progreso que tiene todo ser
humano es tal vez uno de los secretos mejor guardados a vox populi, es decir fue un secreto para
algunos elegidos en aquellas antiguas escuelas que en tiempos pretéritos se
hicieron con aquel conocimiento con “aquella verdad” que no es mas que el poder
de la mente humana. Del potencial de la mente humana ya en nuestro tiempo
conocemos de su largo alcance, pero algunos no lo han asimilado aun y creen que
eso del poder de la mente es para otros, no para ellos. En este punto comienza
la instrucción de todo masón que encierra en un circulo infinito nuestros
augustos misterios, es decir la instrucción masónica nunca termina, y esta empieza
a enseñarnos desde el principio que en nosotros esta la fortaleza, dentro de nosotros
mismos, no nos dice que la busquemos en
otra parte sino en el centro de nuestro yo interno. Conociéndonos en primer
lugar, pudiéramos en lo sucesivo ofrecer una opinión mucho mas objetiva de
nuestro entorno, tal vez nos evitaría realizar juicios de valor erráticos y
desventurados, no estaríamos divorciados de la realidad latente del día a día,
es decir viviríamos la realidad de lo
cotidiano, descubriríamos que muchas veces no es tan importante analizar las
consecuencias sino las causas que la originaron, que antes de criticar a un
semejante debería revisar de antemano mi conducta, pueda ser o tal vez lo esté
haciendo mucho peor, al mirar la miseria de otro de seguro pensaremos de que tambien
nos puede pasar lo mismo quizás peor, de seguro en la quietud de la noche en
nuestras oraciones pidamos al ser supremo que le alivie su miseria, en nosotros
esta lo positivo y lo negativo, lo bello lo feo, protones y neutrones, la
mayoría de los minerales existentes tambien están en nuestro ser, ¿que mas
necesitamos saber para aceptar que somos un pequeño universo?.
Una
vez que se ha transitado el camino del auto conocimiento del “ser particular”, permítanme
llamarlo así, allí realmente empezamos a ser verdaderamente útiles, ha tener
conciencia de la equidad, la importancia de lo justo, y en otros casos la
necesidad de justicia en cada gesto y en
cada rincón, tener la suficiente entereza para someternos a una auto evaluación
en el marco de lo moral, debemos adosarle la importancia necesaria a todo lo
relacionado con los valores morales que deben existir en toda sociedad. La
francmasonería en sus principios nos muestra que ante todo debemos conducirnos
bajo parámetros morales aceptables, ella reconoce la relatividad de lo moral
descartando de antemano el carácter absoluto que algunos tratan de asignarle a
lo moral, lo que para nosotros es “moral” no necesariamente lo es en otras
latitudes, pero ella, la masonería, nos exige conducirnos bajo parámetros
debidamente morales y ser fieles cumplidores de las leyes que imperen en el
pais que residamos, ser respetuosos de las normas u ordenanzas que suscriban esas leyes.
Por
otro lado en el seno de nuestros talleres, no se conciben diatribas de orden
político-partidistas, ni comentarios que critique a cualesquiera de las
distintas corrientes religiosas existentes, a pesar de que en su seno gozan de
plena aceptación como miembros de la orden cualquier individuo que posea inclinaciones político – religiosa de las distintas
tendencias conocidas, con ello se observa o
se pone a prueba el nivel de tolerancia de cada miembro, puesto que para
los libre pensadores ante los ojos del Gran Arquitecto del Universo todos somos
realmente iguales. Por cierto la mayoría de los conflictos bélicos ocurridos a
lo largo del tiempo en nuestro planeta, han tenido como dispositivo detonador motivos políticos o religiosos, en algunos
casos se conjugan ambos dando como resultado al final en todos los casos la más de las desgraciadas suertes al género
humano. Es por ello que la francmasonería busca entre sus adeptos impartir como
principio fundamental de primer orden ideas pacifistas, de coincidencias y de
confraternidad no solo entre ellos sino con el resto de los individuos que
conforman a la sociedad, se fomenta el respeto propio y ante el discurso ajeno,
se combate con fuerza y ahínco la descalificación a propios y a extraños de
nuestra orden, se fomenta la conciencia creadora evolutiva y progresista en
cada uno de sus miembros en busca de allanar el camino que nos lleve como
sociedad a niveles de avance de primer orden, sin exclusiones de ninguna
índole, el francmasón reconoce que todo ser humano debe y tiene que evolucionar
en todos su ámbitos indefectible y sistemáticamente sin menoscabo de su
ideología, raza, color de piel, militancia política o inclinación religiosa,
desde aquí, desde la mirada entre la escuadra y el compás, todos somos iguales
y merecemos todos lo justo, lo bueno y lo natural. .
Nuestra
sociedad, necesariamente no tenemos que ser muy ilustrados para darnos
cuenta, tiene graves problemas de tipo
cultural, es decir de situaciones que han tenido lugar a lo largo del tiempo y
que ya forma parte de la cultura e idiosincrasia de nuestro gentilicio, esto es
la apatía hacia hechos o situaciones de corrupción esa es solo una de ellas, se
ha vuelto lugar común en nuestras vidas que ya no nos sorprendemos, por ende
creemos que ya no vale la pena la denuncia ante este hecho tan negativo, pero
la apatía no queda allí, vemos tanta violencia en los medios de comunicación
audio visuales que miramos acciones violentas en nuestras calles sin sorpresas
como algo cotidiano, viendo además como se le ha escapado de las manos a las
instituciones correspondientes. La institución masónica entre sus principios
tiene como fin el respeto a la condición humana y por ende el respeto a la vida
y se busca trabajar en función de no solo preservarla sino de llevar en la
medida de las posibilidades una vida digna fomentando el trabajo honesto y
creador que al final nos lleve a soluciones de tipo material, económico, social
y ¿por qué no? Espiritual.
La
masonería es una institución fomentada por individuos, por ende cualquiera
podría decir que no es perfecta por esa misma cualidad, es decir por ser
formada, forjada y fomentada por seres humanos, imperfectos en muchos casos,
pero la perfectibilidad de la masonería no descansa en los hombros de quienes
la formaron, puesto que la masonería fue creándose a partir de los elementos
mas idóneos de las interrelaciones sociales y de las mejores formas de conducta
que deben existir entre los ciudadanos y que algunos libre pensadores en
tiempos lejanos tomaron lo mejor de la conducta humana y lo institucionalizaron
creándose la francmasonería, ya que con esto se lograría desde esa macro
visión, llegar en lo posible a una sociedad perfecta.
Lo
que somos hoy día es una sociedad habitada por ciudadanos perfectibles, que no
debe verse a groso modo como algo negativo, sino como algo plausible ya que
podríamos decir eventualmente que vamos por el camino de la perfección, tal vez
no la mayoría pero si quienes de alguna manera tuvimos la suerte de iniciarnos
en los augustos misterios la masonería, puesto que tenemos en nuestras manos
las herramientas necesarias para ver, analizar y concluir lo que se necesita
para que una sociedad llegue a puerto seguro en lo referente a estabilidad y
progreso sistemático a los habitantes de nuestra sociedad, podrían sonar estas
palabras exageradas o desproporcionadas, pero solo basta observar sus
principios detenidamente, sobre todo practicarlos y veremos que si toda la
sociedad tomase en cuenta sus principios nuestro mundo sería otro.
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