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"Gracias por visitar este sitio, que tiene como único fin mostrarles algunas reflexiones plasmadas de la forma más equilibrada posible, para que de esa manera iniciemos la marcha en pro de una vida mejor, con mayores libertades erradicando toda sujeción que limite nuestras acciones como individuos..."
JJ
Celis

martes, 30 de diciembre de 2014

Utopía forjada Legado



“Donde existe Masonería hay progreso”, se tuvo esa frase como máxima, como aforismo que abarcaba, vista con sentido acucioso, un ancho horizonte esperanzador, puesto que entendida en su esencia con ella se lograría eventualmente socavar los cimientos de la ignorancia, el fanatismo y la superstición. Lo entendemos así, la masonería era llevar luz, concibiendo esa luz como iluminación, conocimiento, búsqueda de la verdad en todos sus sentidos y en todos sus ángulos, sin atropello a la conciencia de ninguno de sus adeptos, entregando a cada uno las herramientas que permite la enseñanza por medio de símbolos, donde cada interpretación es un universo de ideas que van evolucionando y aportando en gran medida para su propia evolución.     
 Que hermosa y noble empresa, aquella, la de levantar columnas, cuan sublime y etérea es, ésta,  la de iniciar los trabajos o labores en los misterios del Arte Real. Dos aspectos, dos planos disimiles, elementos dispares, uno físico, el templo, el recinto de nuestras reuniones, otro etéreo, metafísico, la conciencia, el recinto de nuestras propias reflexiones. Tan necesarias ambas, al levantar columnas damos luz verde para dar inicio a reunirnos en Logia para discernir sobre los fenómenos que nos rodean, la vida y la muerte, porque todo aquello que de alguna u otra manera nos envuelve, nos sacude, nos incita a seguir adelante, lo que anhelamos, lo que nos preocupa, lo que nos alegra, lo que nos divierte, lo que nos deprime, etc., podemos llamarlo “la vida”, lo que se encuentre más allá, lo llamamos “muerte” y ésta también es digna de estudio. En ese ínterin vamos construyendo, con el aprendizaje que paulatinamente iremos adquiriendo, nuestro templo interno particular y en la medida en que logremos cierto nivel de elevación ética, moral y espiritual podríamos decir eventualmente que empezamos a dominar parte de los misterios del Arte Real.
El trabajo masónico debe necesariamente llevarnos por el camino de la rectitud, ser garantes del orden, buscar incansablemente la armonía en todos sus sentidos, la perseverancia tenerla como el medio hacia el triunfo, ser tolerantes para con todo aquello  que no entendemos y no olvidemos la sal de la vida esta no es sino la esperanza, sin ella nuestra vida no tuviese sentido. Existieron en el pasado QQ.: HH.: que iniciaron un camino recto, fueron garantes de un trabajo ordenado, buscaron laborar en armonía, fueron perseverantes, fueron tolerantes y tuvieron la esperanza, el sueño de ver algún día al fin su templo construido, y esto lo lograron ladrillo por ladrillo con la madre de todas las virtudes, la paciencia, vieron al fin su logia con templo propio. Tal vez  hubiese sonado como una utopía decir aquel  nueve de octubre de 1948, “vamos a trabajar en función de tener nuestro propia sede, nuestro propio Templo”, algunos quizás hubiesen pensado que eran solamente sueños posiblemente irrealizables, pero otros estaban seguros de que el mundo que conocían le habían dado forma grandes utopías, Cristo, Colón, Bolívar, solo por nombrar algunos, con sus sueños, con sus anhelos, con sus utopías cambiaron el mundo o parte de él, Cristo con su “amaos los unos  los otros”, Colón con su “la tierra no es plana”, Bolívar con su “no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español!". Hermosas utopías que luego se forjaron en legado que hoy disfrutamos.  
Un día 9 de octubre en el año 1948 varios QQ.: HH.: fundaron lo que llamamos hoy nuestra logia, años más tarde inauguraron lo que llamamos hoy nuestro Templo,  en algún momento fueron dos utopías que se hicieron dos realidades, nuestras realidades, que de alguna u otra manera han cambiado nuestras vidas, sean convertido en fuentes cuyo elixir sabemos cada uno de nosotros lo vital que suele ser para nuestro espíritu, para nuestra conciencia, para nuestra condición humana, esto nos dice que nuestras acciones deben estar dirigidas o trabajar en función de que almas nobles en el futuro también logren colmar su sed en esa fuente y liben del exquisito licor de la razón.  Debemos estar al pendiente que nos han dejado un legado, hagámonos merecedores de ese legado trabajando en función de dejarle a otros el mismo legado por los años de los años.
¡Que así sea!

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